La compañía de transporte privado Uber empezó hoy su camino hacia poder prescindir del ser humano para conducir. Hace un año y medio, la empresa creó el Centro de Tecnologías Avanzadas en Pittsburgh, Pensilvania. Y logró su primer objetivo: que los primeros Uber autónomos del mundo ya empiecen a circular por las calles, después de que el auto de Google fuese el primero en hacerlo, recorriendo 2.5 millones de kilómetros.
Los Ford Fusion usados en el programa, que comenzaron a circular por la ciudad de Pensilvania, están equipados con una serie de sensores de proximidad, cámaras y lidars (radares que utilizan lásers para mapear el entorno).
En cada viaje, Uber envía dos técnicos: uno para mantener sus manos cerca del volante para intervenir en una eventual situación difícil, mientras que el segundo monitorea otros aspectos.
Los automóviles necesitan una intervención cada tres kilómetros en promedio, debido a que los camiones de reparto paran en forma imprevista y bloquean la senda, los peatones cruzan sorpresivamente, etc. Ante ello, la compañía toma estas precauciones.
En un viaje de prueba que Uber regaló a los reporteros de esa ciudad, uno de ellos dijo que el mayor riesgo en los Uber autónomos fue que resultó demasiado fácil para la persona sentada en el lugar del conductor olvidarse de mirar el camino. Y quizá eso para muchos es una ventaja, prueba de que los copilotos están confiando mucho en el servicio.
Los nuevos vehículos deberán ahora pasar la prueba de la espesa nieve y el hielo en el invierno de Pittsburgh, pero el mayor desafío es el básico para un servicio similar al de los taxis normales: ser abordado y dejar a los pasajeros en su destino y sin incidentes.
Con información de El Economista / Imagen: Forbes
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